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Sexualidad y crianza. Navegando respuestas en un mar de preguntas.


- ¡Mamá, mamá! ¿Cómo nací yo? - Te trajo la cigüeña. - ¿Y vos? - A mí me compraron en Paris. - ¿Y papá? - Lo encontraron en un repollo. - ¡Pero, bueno! ¿Es que no hubo un solo nacimiento normal en esta familia?

Los humanos somos seres sexuados y esta característica nos acompaña durante toda la vida. La sexualidad se desarrolla desde que los bebés son sostenidos en brazos, son acariciados y encuentran placer en el contacto físico. El reconocimiento del hecho de que los bebés y niños son seres sexuados los ayuda a construir su identidad sexual y a tener un desarrollo armonioso. ¿Cómo acompañarlos?

  • Hasta los 2 años podemos nombrar las partes del cuerpo por su nombre real durante el baño, el cambiado y cuando juegan con muñecos. Es normal que los niños aprovechen las ocasiones en que están desnudos (libres del pañal) y que se toquen explorándose especialmente aquellas partes del cuerpo que les producen placer. Esto no debe preocuparnos a esta edad ni debe ser un motivo de reto. Lo mejor es tomar la situación con naturalidad y luego de unos momentos, hablándoles siempre con gentileza podemos avisarles que volveremos a vestirlos.

  • Entre los 3 y los 5 años niños y niñas sienten mucha curiosidad acerca de las diferencias físicas que los caracterizan. Preguntarán a menudo a distintos miembros de la familia si tienen los genitales de un varón o de una mujer y es importante que podamos responderles con naturalidad. Cuando surge la pregunta es un momento ideal para regalarles muñecos sexuados (es decir que tengan los genitales). Es el momento en que podemos comenzar a hablar del cuidado del cuerpo y del de los demás, así como también de la intimidad. Es probable que deseen explorarse mutuamente con sus pares y ya tendrán una idea de pudor porque lo harán intentando que no lo notemos. Lo mejor es brindarles una cierta libertad para que jueguen solos pero estar siempre atentos a lo que están haciendo. Si sucede que se miran unos a otros, nuevamente con serenidad podemos hablar de la importancia de cuidar las partes íntimas, motivo por el cual nos las cubrimos.

  • Entre los 6 y los 8 años los niños entran en una latencia en relación a las preguntas sobre el tema, pero es probable que continúen expresando curiosidad por conocerse mejor a sí mismos y al género opuesto. En algún momento surgirá la pregunta acerca de cómo nacen los bebés y es una buena oportunidad para que respondamos de un modo sencillo y claro, sin ir ni una pizca más allá de lo que ellos han preguntado. ¡Tal vez ellos querían simplemente saber por dónde salían y nosotros les damos una lección de anatomía! Si lo preguntaran, una buena forma de explicar lo que es el sexo a esta edad es diciendo: “es un abrazo profundo en el que las partes íntimas del hombre y la mujer adultos se unen”. Ese tipo de respuesta les será por ahora más que suficiente.

  • Puede ser que a partir de los 8 años comiencen a querer saber más acerca de la formación de los bebés y del sexo. Ya lo habrán escuchado nombrar en diversos ámbitos donde se mueven, ya sea la escuela, la calle, la televisión o el club. Es un buen momento para introducir más información tomada de los hechos de la vida real y de enciclopedias sobre el cuerpo humano para niños. El viejo libro “De dónde venimos” (que tiene también tiene una versión en video) es un excelente recurso. También es un excelente momento para hacer foco en los sentimientos de amor que tienen los grandes y sus formas de manifestarlo, sentando un claro vínculo entre la sexualidad y el intercambio amoroso y de cuidado mutuo entre un hombre y una mujer. Es probable que también pregunten acerca de la homosexualidad y otras temáticas asociadas a la sexualidad en general, como por ejemplo la prostitución. Es importante ser cuidadosos con las respuestas, evitando las generalizaciones y los estereotipos. Mientras más escueta, serena y clara sea nuestra respuesta, mejor encaminados estaremos. Muchas veces lo que le interesa a los chicos no es tanto qué les respondemos sino que desean observar nuestra reacción ante lo que nos preguntan.

  • A partir de los 11 años debemos acompañar a nuestros hijos con el diálogo espontáneo pero permanente acerca de la sexualidad, de los cambios que experimentarán en sus cuerpos, de la naturalidad que tiene el hecho de que están creciendo y nuevamente hacer hincapié en el vínculo entre dos personas adultas que se enamoran y deciden tener relaciones sexuales sin que esto necesariamente lleve a tener hijos. Es también la época en la que debemos comenzar a sembrar los valores de la prevención, la responsabilidad y el cuidado de sí y de los otros. Será prácticamente imposible continuar reteniéndolos en casa, debemos permitir que salgan al mundo y no habrá nada mejor que lo puedan hacer conociendo bien los desafíos que se les presentarán y las formas de resolverlos. Entre ellos, la sexualidad estará número 1 en la lista.

  • En la adolescencia las cartas estarán echadas. Si hemos mantenido un diálogo abierto, sincero, de confianza y comprensión, nuestros hijos sentirán que pueden confiar en nosotros y estarán receptivos ante nuestros aportes sobre el tema. Es el momento para compartir las experiencias que tengan sobre el enamoramiento e insistir en el cuidado de su intimidad así como en la importancia de mantener relaciones sexuales seguras.

  • En síntesis: manejarse siempre con la verdad pero no ir más allá de lo que ellos específicamente necesitan saber a cada edad. La sexualidad, así como dormir, comer y caminar, es una característica de los seres humanos. Abordarla con respeto, con calidez y honestidad ayudará a nuestros hijos a un pleno desarrollo de su identidad como seres humanos.

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