Bebés pequeños. Rutinas. Espacio Lúdico. Espacio Materno.
(Al prermitírsele experimentar con un objeto y ensayar todas las cosas que puede hcer con él, el bebé descubre sus propiedades. Halla que el mundo tiene sentido y también se da cuenta de que es capaz de entenderlo).
El bebé está sumamente activo desde el vientre materno y desde que nace aprende muchísimas cosas cada día, aunque tal vez no lo parezca. Todavía necesita dormir mucho pero en los momentos en los que está despierto estará cada vez más atento a su entorno percibiendo con más nitidez las imágenes que ve y los sonidos que oye. Pero su gran placer son el gusto y el tacto.
Si lo amamantás o lo tenés a upa mientras toma su mamadera, este es un momento maravilloso para comenzar a jugar con él siguiendo tu intuición. Tal vez quieras hablarle, tal vez sientas el deseo de acariciarle un piecito o de dejar que tome tu dedo con toda su manita. Los primeros meses de vida del bebé son muy cansadores porque aún se despierta mucho y no te deja dormir una cantidad de horas seguidas que resulten suficientes para sentirte renovada. Por esto es una buena idea que busques hallar satisfacción disfrutando en lo que hay que hacer: alimentarlo, cambiarlo, bañarlo, volverlo a alimentar, a cambiar y a bañar… si ponés tu atención en los pequeños detalles y te conectás profundamente con el momento presente, de seguro tu actitud de devolverá un sentimiento muy placentero que recompensará todo el esfuerzo. Y cuando simplemente no te sientas lista para estar tan conectada con cada momento, no te fuerces. Mientras menos te exijas a cumplir con sugerencias e ideas de otros, más relajado estará también tu bebé y más felices estarán ambos.
Es prioritario respetar el tiempo y ritmo de cada madre, que por lo general sabe exactamente lo que necesita y desea hacer y a veces solo hace falta confiar plenamente en esta intuición más allá de los comentarios del entorno familiar y social.
En los momentos que el bebé esté satisfecho y aún no tenga sueño, podés comenzar a proponerle tres actividades básicas que tienen que ver con las rutinas cotidianas, con pequeños espacios lúdicos de exploración del entorno y de vínculo con vos:
Las rutinas cotidianas.
Si estás con tu bebé sola en casa muchas horas ¡no hay motivo para que estés callada todo el tiempo! Allí tienes a tu pequeñito de 2 meses, despierto de a ratitos y listo para enterarse de todo lo que está sucediendo. Es muy positivo que vayas narrándole lo que estás haciendo, que le hagas preguntas para que sepa que lo estás involucrando en la conversación y que le expliques lo que harás con él para anticipar ciertos momentos. Esta actividad podría llamarse “El juego de la comentarista deportiva” porque las personas de esta profesión tienen la capacidad de narrar paso a paso todo lo que sucede y volver interesante y apasionante algo que visto sin audio sería realmente monóntono y con poco sentido. Cuidado, esto no significa que le hables a toda velocidad y sin parar, sino que encuentres la forma de compartir, a tu estilo, lo que va sucediendo en el día a día y que mientras le hables busques generar contacto visual con sus ojitos. Verás como el bebé se esmera por girar su cabeza y seguirte con la vista mientras te vas moviendo y hablándole. También extenderá sus manitos abriéndolas y cerrándolas y dará pataditas. Muy probablemente quiera comenzar a contestarte con un encantadora letra A, una U y una O… si lo unimos, formamos AJO, AGU. Fantásticas primeras palabritas que serás la primera en disfrutar.
De este modo estás estimulando de una forma increíble a tu bebé en múltiples áreas:
• desde la mirada y la palabra sostenés el vínculo entre ambos,
• desde la narración de los hechos lo ayudás a comprender su entorno,
• desde la anticipación de lo que harás lo ayudás a sentirse seguro y protegido.
Espacio lúdico de exploración.
Durante los primeros meses el bebé continúa desarrollando sus cinco sentidos y comienza a coordinar de manera voluntaria el movimiento de sus manos para tomar objetos que le resulten atractivos. Por eso es importante que generes un espacio en el día en el momento en que los dos estén tranquilos donde el bebé puede comenzar a jugar, siempre colocado de espaldas sobre el piso firme (si hace frío puede ponerse una frazada forrada con una sábana). Se puede colocar cerca suyo pocos objetos simples que atraigan su atención. Los juguetes deben ser sencillos y dentro de lo posible del contexto cotidiano, como por ejemplo una linda servilleta liviana de algodón. Pikler desaconseja los sonajeros y los juguetes que el bebé no puede comprender claramente por qué suenan, o por qué se mueven, o por qué brillan. Por lo tanto, desde su perspectiva no les hace falta ni un gimnasio, ni nada a pilas. Si tiene el vínculo suficiente y el espacio para moverse, cuando esté listo el bebé disfrutará de explorar en primer lugar su propio cuerpo y el espacio en el que se encuentra. Ensayará muchísimos movimientos aleatorios que son imprescindibles para dar al cerebro la información clave acerca de cómo se debe organizar para ganar precisión en los movimeintos y entender su propio cuerpo en relación a su entorno. De pronto los movimientos de su bracito y de su mano lo llevarán a atrapar una telita de algodón que tiene al alcance, la moverá en el aire, probará llevársela a la boca para conocer mejor su nuevo juguete y la agarrará con todas sus fuerzas con el puño cerrado. Todo esto ha sido un poco por azar y cada descubrimiento enciende más y más su curiosidad. Poco a poco, ejercitará el modo de tomar las cosas a voluntad y de coordinar sus bracitos asociando lo que ve con los movimientos necesarios para alcanzar el objeto deseado.
Aquí algunas imágenes que ilustran este quehacer lúdico del bebé. Más veremos en más detalle los conceptos a los que se refieren los textos en inglés.
Espacio Materno
Soy una fuerte defensora de las madres. De sus necesidades, de que puedan priorizar lo que necesitan realmente. Porque de este modo, el bien mayor del bebé estará asegurado. ¿Qué tipo de sociedad desconfía de sus madres imponiéndoles el abandono de sí mismas?
Esta propuesta está dirigida a la madre, que carga en nuestras sociedades con una inmensa cantidad de estereotipos que la condicionan y lamentablemente en muchos casos inhiben su saber natural y su conocimiento biológico y profundo de su bebé y de sus necesidades.
Para la mamá podría ser de gran ayuda la siguiente sugerencia:
Esta propuesta tiene que ver con que vos también te diviertas, haciendo algo que te guste, y desplegando así tu propio descubrimiento de lo que se trata ser una mamá flamante (aunque tengas otros nenes, siempre nos volvemos a inventar).
La idea consiste en “volver a hacer algo que te gustaba hacer antes de que el bebé nazca”… ¿Había cosas que hacías antes de pasar a atender las necesidades de un bebé encantador y maravilloso pero altamente demandante? ¡Sí! Tal vez ibas al gimnasio y ahora no tenés energía o tiempo o no querés dejar al bebé por si llora. Tal vez pintabas, o te gustaba ir al cine, bailar, sacar fotos, tocar un instrumento o tomarte un cafecito en un bar leyendo tu revista favorita. Pues bien, nada te impide que vuelvas a hacerlo. Escribí en un lindo papel lo que tenés ganas de hacer esta semana, esa cosa que te gustaba tanto hacer hasta hace 2 meses y que ahora parece que quedó en un tiempo muy, muy lejano. Puede tener un formato así: Yo disfruto… (pintar, leer, escribir, tomar un café, etc.). Pegá ese cartel en donde lo veas seguido como un recordatorio y buscá la forma de lograr hacerlo, aunque sea en simulacro. Por ejemplo, ponete una liadísima mesa de desayuno, con más ganas que lo de costumbre, y pedí al diarero que te traiga la revista que te gusta. Prepará una infusión que te encante y montá un “set imaginario de cafecito de la esquina”. La propuesta consiste en no dejar de lado la mujer que vos sos (y que eras antes de tener a tu bebé). Esto no tiene por qué suceder pero que muchas veces sucede. Mientras hagas tu actividad, podés tener al bebé al lado y aplicar la técnica de cronista deportiva, mientras le decís, ahora estoy leyendo mi revista favorita, haciendo el saludo al sol, usando mis acuarelas o escribiendo un mail a una amiga. Contale lo que hacés, y contale que lo estás haciendo para vos, porque lo disfrutás y amás hacer eso. Tu bebé estará feliz porque vos también vas a estarlo. Los bebés no son los reyes de la casa: ¡los padres son los reyes del hogar! Y es importante que así te trates y te sientas. Esa es tu esencia, el lugar que ocupás en tu hogar. Entonces el bebé ocupará naturalmente el lugar que le queda, que es el mejor, el más adecuado para él y para el orden familiar: un pequeño principito.